La Voz del Interior On Line
Córdoba, Argentina, martes 2 de noviembre de 2004

Memoria del horror

Beatriz molinari (bmolinari@lavozdelinterior)

Varios duelos se cruzan en el espacio de Medida x Medida, donde la directora Cheté Cavagliatto y su equipo estrenan este viernes Los cuadros de Marija. La directora, a pocos días del fallecimiento de su hermano, encara el estreno de la obra de la croata Lydia Scheuermann Hodak. Su acción se realiza en nombre de muchos otros duelos y en apoyo a la campaña "No más violencia contra las mujeres". Recordemos que Cavagliatto es una de las embajadoras de Amnistía Internacional junto a Norma Morandini, Sonia Torres y Graciela Brizuela.

MxM Teatro presenta Los cuadros de Marija, obra sobre las violaciones a los derechos de las mujeres en situaciones bélicas, más exactamente durante la guerra de los Balcanes, en 1992.

El primer contacto que tuvo Cavagliatto con la obra fue durante el "Encuentro Internacional de Mujeres de Teatro" realizado en Braunschweig (Alemania) en el año 2000, donde conoció a Lydia Scheuermann. "La obra es demasiado fuerte, no me atrevía a hacerla hasta que llegó la distinción de Amnistía y me pareció importante tomar el tema de la dominación de la mujer, a partir de su sexualidad y de los tabúes", comenta la directora.

En 2003, el grupo MxM comienza la traducción e investigación del marco histórico/social/político en el cual se desarrolla el drama. Del análisis de esta situación límite surgió el paralelismo de estas formas de violencia física, espiritual y psicológica aplicadas también a las mujeres durante el terrorismo de Estado en Argentina. "Marija representa el padecimiento de cientos de mujeres que fueron secuestradas, violadas, separadas de sus hijos y asesinadas en Argentina", dicen los integrantes del equipo de MxM.

"Además de la referencia a la dictadura, lo brutal es la situación de la mujer golpeada en la familia. Ahí el silencio es más fuerte, un encubrimiento a partir de la vergüenza. Durante el conflicto armado, la violencia es de otro tipo", comenta Cheté que cuenta además cómo la conmovió conocer a la autora. "La obra registra datos reales pero no es autobiográfica. Al no existir un correlato directo con la violencia familiar, Los cuadros... permite el distanciamiento y objetivación del tema que posibilita hablar de lo que está silenciado social e históricamente", señala.

El trabajo actoral recae sobre la actriz Fanny Cittadini (Una lluvia irlandesa; El mar). Para la directora, una de las cuestiones fue lograr ese distanciamiento desde la actuación.

"Como el tema es tan duro, abordar el texto desde el realismo hubiera sido muy violento; sólo se vería desde el punto de vista emocional y la razón no funcionaría", explica Cheté. Por eso la propuesta estética está pensada para distanciar: todo ocurre en un espacio blanco, aséptico, en el último día de Marija en el hospital. La historia de ese drama tiene reminiscencias en Viejos hospitales, uno de los trabajos más recordados de Cheté Cavagliatto sobre el texto de Alejandro Finzi.

La historia de Marija

Marija (50), expulsada croata, revela su sufrimiento desde el cuarto de un hospital. Ella pinta cuadros registrados en su memoria, recordando los días felices que pasó junto a su hija Lucía y el novio de ésta, Mato, los veranos en el Danubio y todo lo que desapareció con la agresión de Serbia en el verano de 1991. La madre y la hija habían pasado el invierno en la aldea ocupada de Dalj donde ambas quedaron embarazadas después de ser violadas por los soldados enemigos. Luego de la tregua los soldados de la ocupación las condujeron a través de un campo minado. En el viaje, Marija pierde su embarazo mientras que su hija da a luz una niña en el hospital y muere. La psicóloga, otra persona expulsada de la región de Baranja, es la única que se relaciona con Marija y ha acompañado a Lucía en lo últimos momentos de su vida. Marija tendrá que hacer frente a la verdad que había estado evitando hasta ese momento, y deberá tomar una decisión sobre el futuro de la niña.

Los cubos en escena

En el planteo de Cavagliatto, la acción se resuelve a través de tres personajes: Marija (Fanny Cittadini); Ksenija, la psicóloga (Teresita Villar) y Lucía, la hija (Carolina Irigo/Bárbara Figueroa Caelles).

Santiago Pérez dispuso tres cubos, cada uno corresponde a un plano de la historia. Los cubos conforman un tríptico sobre el escenario. Cada uno de ellos es individual e íntimo. El de Marija es el cubo central y los otros dos están velados, ya que pertenecen al plano de los recuerdos. Estas visiones casi oníricas permiten trasladar en el espacio escénico los tiempos pasado y presente de la protagonista.

Walter Cammertoni entrenó a Fanny Cittadini en lo corporal, un elemento más de la puesta que permite alivianar el peso de la realidad.

"Busco en el texto lo que me ayuda a crear otros mundos", dice Cheté Cavagliatto.

"La música de Claudio Vittore también se inserta en el texto. Los cuadros de Marija es como una sinfonía, donde las palabras, los movimientos y el espacio se van uniendo", concluye la directora.

Para el grupo, la obra habla de mujeres que desde el dolor generaron conmovedoras luchas, como la de Marija, por recuperar a partir de los despojos, una vida digna desde la justicia y el reconocimiento de los derechos de la mujer.